Crítica a la medicina occidental.





La medicina convencional tiene como objetivo la individualidad del paciente como sujeto diferente que sufre la enfermedad de forma diferente a los demás. Pero sin embargo, a la hora de aplicarlo a tratamientos y terapias esto no se hace. Esto se acentúa por los problemas del Sistema Sanitario Público, en el que el tiempo de atención al paciente es excesivamente reducido y no se puede realizar una exploración y entrevista individualizada y se acaban recetando genéricos. Las grandes compañías farmacéuticas utilizan su riqueza y poder para defender sus intereses económicos a costa del bienestar, la salud y la vida de otras personas. Efectúan una extraordinaria presión propagandística de los medicamentos que fabrican, aunque no sean útiles y puedan ser nocivos e incluso mortales. Explotan al máximo los medicamentos en forma de monopolio y en condiciones abusivas, que no tienen en cuenta las necesidades objetivas de los enfermos, ni su capacidad adquisitiva (como ha ocurrido en el caso del SIDA en áfrica). No investigan en la casi totalidad de los casos las enfermedades que afectan principalmente a los pobres y fuerzan las legislaciones nacionales e internacionales en beneficio propio. La industria farmacéutica mueve unos 200.000 millones de dólares al año. Capital superior a las ganancias que brindan la venta de armas. Por cada dólar invertido en la fabricación de un medicamento se obtienen mil en el mercado. Este mercado, además, es uno de los más monopolizados del planeta, ya que sólo 25 corporaciones copan el 50 por ciento del total de ventas. El fármaco que cura del todo no es rentable. Hay muchos científicos dentro de este sector que afirman que en algunos casos los investigadores dependientes de fondos privados han descubierto medicinas muy eficaces que hubieran acabado por completo con una enfermedad. Dejan de investigar porque las farmacéuticas, a menudo no están tan interesadas en curar como en conseguir dinero, así que esa investigación, de repente, es desviada hacia el descubrimiento de medicinas que no curan del todo, sino que cronifican la enfermedad y hacen experimentar una mejoría que desaparece cuando deja de tomar el medicamento. En este sentido hay muchos artículos como "Encuentran una posible cura para el cáncer pero no saldrá a la luz por no ser rentable". Los medicamentos salen al mercado sin conocer realmente los efectos secundarios que pueden tener a largo plazo. Muchos son los casos de fármacos retirados de la venta por producir graves enfermedades como la Talidomida, comercializado en los años 60 y que su ingesta por parte de la madre produjo miles de nacimientos de bebés con malformaciones. O los tratamientos hormonales sustitutivos, que provocaron miles de casos de cánceres de mama en mujeres. Casos más recientes como un medicamento anticolesterol, que en el 2001 tuvo que ser retirado del mercado cuando se comprobó que había sido el causante de 1.100 casos de rabdomiolitis severa (destrucción muscular que puede ser irreversible) y de un centenar de muertes. Otro ejemplo más conocido es el de los antiinflamatorios Vioxx. En el 2004 fue retirado cuando se constató que sus efectos secundarios estaban siendo mortales: ataques al corazón y embolias. Este medicamento fue el responsable de un total de 27.785 muertes por infarto entre 1999 y 2003.
Hay situaciones concretas que muestran que el poder de las empresas farmacéuticas no es solo un tema en boca de escépticos de la medicina y minorías descontentas. Es el caso de la vacuna contra la Gripe A. Este fue un claro ejemplo del poder a nivel mundial que tienen estas empresas. Las farmacéuticas que sintetizaban estas vacunas utilizaron todo su poder para corromper (o la ya corrompida) OMS y que declarara una pandemia inexistente. Ni la enfermedad era tan agresiva, ni la vacuna tan milagrosa, eso sí, Francia y Alemania (dónde se sintetizaba la vacuna) hicieron un buen negocio. Millones de vacunas compradas por muchos países fueron directamente a la basura (junto con millones de euros). Hay otras situaciones que se mantienen en la actualidad como la creación de enfermedades antes no consideradas como tales por la fabricación previa de un medicamento: disfunción sexual masculina, disfunción sexual femenina, hiperactividad en niños, fracaso escolar, etc.
La suma de una industria farmacéutica mundial sin control y un gobierno incompetente en estos temas hace que la sobremedicación haya llegado a ser una situación normal en la población, en particular de la española. España es el 2º país del mundo en consumo de fármacos por habitante. En el sistema sanitario Español, los médicos mantienen su formación farmacéutica continuada mediante cursos organizados y financiados por la industria farmacéuticas. En muchos casos, directamente las realizan ellos o, si las organizan asociaciones de médicos estará subvencionado como mínimo en un 70% por estas empresas. Por lo que si un médico quiere tener una opinión objetiva sobre un determinado tratamiento, tiene que dedicar gran parte de su tiempo personal en una tarea de investigación autodidacta.
Como futura médico, me encuentro en una posición difícil. A los médicos nos forman para asumir que todo lo que nos enseñan es cierto, aun con todo lo dicho anteriormente y con todas las pruebas tangibles y a disposición de cualquiera sobre la manipulación de la medicalización para el exclusivo beneficio de la empresa. Nos convertimos en estrictos defensores de esta medicina aun sabiendo sus carencias y sus errores. Además, muchas veces nos posicionamos como enemigos de medicinas alternativas, criticándolas con más ímpetu que la nuestra propia, que es la que debería importarnos. Se echa en falta (en general) una formación más autocrítica e inconformista. Muchos médicos no aceptan otras posibilidades y, muchas veces acabamos condenando a aquellas personas que sí que han buscado información alternativa, y han llegado a la conclusión de: no poner ciertas vacunas a sus hijos, o no tomar ciertos medicamentos, o no someterse a algunos tratamientos, étc. Los tachamos de ignorantes cuando muchas veces son gente más concienciada y preocupada por su salud que la mayoría de la población. No somos nosotros los que hablamos, sino el poder que tienen sobre nosotros. Al fin y al cabo, solo somos unas marionetas más en esta gran obra de títeres llamada Mundo y dirigida y producida por los grandes lobbys económicos. 
La finalidad de esta crítica es marcar las grandes lagunas donde el profesional puede caer y sin olvidarnos de reconocer a tantos profesionales que llevan a cabo un ejercicio consciente y libre de la medicina.

Marina Madrid Beltrá

3 comentarios:

  • @golivon | miércoles, mayo 15, 2013

    Hace falta más autocrítica en todos los aspectos de la vida, sí, pero la hemos cambiado por comodidad y autocomplaciencia.
    Muy buen post y muy razonado. Si hubierán muchos, pero muchos, más que se planteran otras cosas cabrían la esperanzas.
    Tu artículo está resumido en esta frase tuya "las farmacéuticas, a menudo no están tan interesadas en curar como en conseguir dinero".
    Gracias por compartir.

  • Anónimo | miércoles, mayo 15, 2013

    Creo que a fin de cuentas lo más fácil para el médico es recetar un par de medicamentos y para casa. Algo bastante cuestionable, no pienso que deba hacerse, pero tampoco hay tiempo para mucho más, no hay tiempo para explicarle al paciente lo que le ocurre y lo que debe hacer.
    Por otra parte el paciente espera algo con su visita. Si el médico no le receta nada, le parece que el viaje ha sido en vano.

    Lo de las medicinas alternativas es un tema complicado. No se termina de demostrar que tengan beneficio más allá del puro placebo. La acupuntura es la única que sí parece mejorar la salud, pero no se sabe por qué y se tiende a menospreciarla por ello, aunque se debería investigar más y no rechazarla así

    Y lo de la compañías farmacéuticas pensando solo en el dinero y dejando se subvencionar investigaciones que pretenden llegar a curas reales, pues poco que decir. Lamentable.

    Iván.

  • Marina Madrid Beltrá | miércoles, mayo 15, 2013

    Muchas gracias @Golivon por tu comentario. Como he dicho en el post, el mayor problema es que nos educan para aceptar que es así, y no hay otra, y pocos profesionales se lo cuestionan ni buscan otro punto de vista, pero como digo, es el sistema educativo el que propicia a ello, obedecer en vez de pensar.
    Iván, está claro que el sistema sanitario publico planteado como lo está restringe mucho un buen ejercicio de la medicina ya que con 5 minutos por paciente poco puedes hacer, si a eso le sumas médicos conformistas, pues tenemos la actual situación. Gracias por comentaar! :)

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